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  • Luis J. Garay y Jorge E. Espítia

Análisis de la desigualdad de ingresos en Colombia

Introducción


El estudio de la concentración de ingresos se ha de realizar integralmente con base en información proveniente de encuestas de hogares como la ENPH del DANE en el caso de Colombia y de registros administrativos tributarios de la entidad responsable como la DIAN, ante razones analíticas y empíricas poderosas, como lo han sostenido diferentes especialistas como Piketty, Krugman y otros, que los datos fiscales son una fuente insustituible por su carácter imperativo sujeto a contrastación y verificación oficial con otras fuentes para velar por su debida confiabilidad y consistencia, así como para contrastar con robustez estadística las estimaciones de concentración de ingresos de los hogares (índice de Gini) con base en la ENPH con las estimaciones según datos fiscales, por lo que al menos en el caso colombiano se podría afirmar que las primeras adolecen de un marcado sesgo por subestimación con respecto a las segundas. Ello debido, entre otros factores, a que la cobertura de la muestra de la ENPH adolece de una subrepresentación de los hogares con mayores ingresos –en especial al 1 y 0.1% más ricos del país– y que no tiene una debida constatación de la coherencia y fidelidad de los datos suministrados voluntariamente por los encuestados. Claro está, que ante elevados niveles de evasión y elusión tributarias como en el caso de Colombia, con importancia especial en el caso de personas naturales y jurídicas con los mayores ingresos y patrimonios mediante la utilización de diversos mecanismos como las sociedades de “refugio” (Garay y Espitia, 2020), las cifras fiscales adolecen de sesgos por subestimación tanto de los ingresos y de la riqueza de los más ricos del país, como, por ende, de los índices de concentración/desigualdad. En este ensayo se procede con estas dos fuentes de información y su debida contrastación empírica para el caso de Colombia.


Este requisito es de especial relevancia para la prognosis y diseño de política pública como la política tributaria y de gasto público social.


Por ello es que resulta indispensable que todo análisis de desigualdad sea riguroso estrictamente con las fuentes de información, la cobertura de la muestra, la precisión conceptual y empírica de las variables objeto de estudio, etcétera, so pena de incurrir en imprecisiones perniciosas. Este pareciera ser el caso de un artículo recientemente publicado en la revista Forbes sobre la desigualdad en Colombia, como se ilustra en la última sección del presente ensayo.


Para terminar es de resaltar que este ensayo de basa sustancialmente en trabajos recientes de los autores sobre el tema de la concentración del ingreso y la riqueza en Colombia1 , con especial énfasis en el capítulo 2 de Garay y Espitia (2021), así como en los microdatos de la última Gran Encuesta Integrada de Hogares publicada del DANE.



Desigualdad de ingresos de los hogares en 2016 - 2017 según la Encuesta de Hogares ENPH del DANE

Antecedentes


En los trabajos realizados por Garay y Espitia (2019, 2020 y 2021) se ha analizado en detalle la problemática de la desigualdad para el caso de los hogares colombianos con sustento en los microdatos de la última Encuesta Nacional de los Presupuestos de los Hogares (ENPH) realizada por el DANE en 2016-2017 y actualizada por el propio DANE para el año 2019, además de haber avanzado un estudio estadístico comparativo con los estimativos de la concentración de ingreso según la información tributaria de la DIAN.


Los análisis de concentración del ingreso efectuados por Garay y Espitia se basan en dos fuentes: La Encuesta Nacional de Presupuestos de Hogares (ENPH) 2016-2017 realizada por el DANE sobre un total de 87 mil 201 hogares encuestados. “La información de la ENPH se recolectó en 13 ciudades y sus áreas metropolitanas, 11 ciudades intermedias, 8 capitales de departamentos de la Amazonía y Orinoquía y 6 municipios representativos por sí mismos. Igualmente, en cabeceras, centros poblados y rural disperso en aproximadamente 130 municipios del país” 2 , y (ii) Los agregados de las declaraciones de renta y complementarios de las personas naturales publicados por la DIAN para el año 2017.


Objetivos de la Encuesta Nacional de Presupuestos de Hogares (ENPH) 2016 - 2017


El objetivo general de la ENPH del DANE es el de “Obtener información sobre el monto y la distribución de los gastos de los hogares colombianos, así como el monto y las fuentes de los ingresos”, para así “conocer las características y patrones de consumos de los hogares” y, en consecuencia, “obtener la información requerida para estimar las líneas de pobreza extrema y de pobreza del país”, de tal forma que “permita caracterizar la distribución del ingreso del hogar asociada a las características demográficas, educativas y económicas de las personas del hogar” (DANE (2018). Ficha Metodológica Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares – ENPH).


Concentración del ingreso total


De acuerdo con el DANE, el Ingreso del hogar comprende las “entradas en efectivo, en especie o en servicios que por lo general son frecuentes y regulares, destinadas al hogar o a los miembros del hogar por separado y se reciben con intervalos anuales o con mayor frecuencia”, en el entendido de que “tales entradas están potencialmente disponibles para el consumo efectivo”. De igual manera, se define el “Ingreso disponible” como el “Ingreso del hogar menos ciertos gastos en impuestos de renta y patrimonio, contribuciones a la seguridad social, transferencias a otros hogares, gobierno e instituciones sin ánimo de lucro e intereses y rentas de la tierra” (DANE (2020), pág. 28).


El cálculo del índice de concentración Gini para el “Total nacional”, “Cabeceras” y “Centros poblados y rural disperso”, se obtiene con base en los cuadros de salida publicados por el DANE (Cuadro 1). La ENPH muestra que el decil más alto de ingresos concentra una elevada proporción del ingreso total (39%) y que conjuntamente con el decil 9 alcanzan una participación de hasta el 55%. A su vez, la relación de ingresos totales del decil 10 con respecto a los del decil 1 llega a 34 veces.


Comparativamente, según las declaraciones de renta ante la DIAN para el año 2017, el ingreso bruto declarado por las personas naturales del decil 10 es 61 veces superior al del decil 1, en tanto que la participación del decil 9 y del decil 10 en el ingreso bruto total fue de 12.2% y 51.0%, respectivamente , deduciéndose con ello una subrepresentación de los deciles altos de ingreso en la ENPH respecto a las declaraciones del impuesto sobre la renta y complementarios ante la DIAN.


De otro lado, la encuesta ENPH muestra que el nivel de dispersión de los ingresos en el decil 10 es superior al del resto de deciles, de ahí la necesidad de examinar con mayor detalle su distribución entre sub-deciles del decil 10. En efecto, el nivel de dispersión del decil 1 es de 89 millones de pesos, mientras que el del decil 10 es, aproximadamente, 4 mil millones de pesos, equivalente a 2.6 veces la dispersión media.


Ello se ve reflejado en elevados índices Gini de concentración de ingresos totales de hogares que oscilan entre uno de 0.5437 para el promedio nacional en comparación con unos de 0.5303 para cabeceras municipales y hasta uno de 0.4732 para centros poblados y rural disperso.


Así, entonces, se corrobora por qué Colombia es quizás el segundo o tercer país en la región con mayor nivel de desigualdad de ingresos, además de constatarse que la desigualdad en cabeceras municipales es ostensiblemente mayor que en los centros rurales, en los que también subsisten mayores niveles de pobreza multidimensional, de informalidad y de precariedad institucional (Garay y Espitia, 2019, capítulo 4).




Concentración del ingreso total corriente monetario


El ingreso corriente monetario lo conforman rubros como:


i. La Remuneración monetaria por trabajo en condición de asalariado (sueldos y salarios, horas extras, auxilios y subsidios laborales, gastos de representación, primas y bonificaciones mensuales, primas y bonificaciones anuales).


ii. El Ingreso monetario por trabajo independiente (ganancia neta - ingreso empleo independiente áreas urbanas para el caso de hogares en cabeceras; ganancia neta - ingreso empleo independiente para el caso de áreas rurales).


iii. Otros ingresos monetarios provenientes del trabajo (ingresos por empleo secundario, ingresos de trabajo para personas desocupadas, ingresos de trabajo para personas inactivas).


iv. Renta de la propiedad (arriendos).


v. Otros ingresos corrientes y transferencias (ayudas, intereses y cesantías, pensiones) (DANE (2020), pág. 7).


La relación promedio entre el ingreso monetario y el ingreso total es del 85%. Entre los componentes más importantes del ingreso monetario se encuentran el de contratos de trabajo asalariado (48%), el del trabajo independiente (26%) y el recibido por transferencias (15%).


La heterogeneidad entre deciles es una norma, en especial entre los deciles de bajos ingresos (1, 2 y 3) y los de altos ingresos (8, 9 y 10), así como las diferencias existentes entre el decil más pobre y el más rico. Por ejemplo, los “ingresos por trabajo principal de los asalariados” del decil 10 es 361 veces superior a los del decil 1 a nivel nacional, de 147 veces en el caso de las cabeceras y de 246 en el de los centros poblados y rural disperso (Cuadro 2).


A su vez, el índice Gini de concentración de ingresos corrientes monetarios de hogares es claramente mayor que el de ingresos totales de hogares, al ser de 0.5789 para el promedio nacional, 0.5520 para cabeceras municipales y 0.5064 para centros poblados y rurales aislados (Cuadro 2), reiterándose el patrón diferencial a nivel territorial comentado previamente.


Con la característica adicional de que en el caso de los ingresos monetarios corrientes por trabajo de asalariados, como el principal componente de los ingresos corrientes (de un 48.0%, en promedio), el índice Gini es significativamente mayor hasta en niveles de 0.6240, 0,5732 y 0.6181, respectivamente, consecuente con un agravamiento de la inequidad en el caso de los ingresos salariales de los hogares.



Un elemento adicional por destacar del ingreso monetario es que se presenta una reducción de la participación del ingreso por trabajo independiente en los ingresos corrientes monetarios en cuanto se avanza hacia los deciles de mayores ingresos, en sentido contrario a lo que sucede con el ingreso asalariado (Cuadro 2). Adicionalmente, la reducción que se observa en la relación entre el ingreso corriente monetario y el ingreso del trabajo principal de los asalariados lo explica el comportamiento y distribución de los otros ingresos, así como los problemas de subrepresentación en la ENPH de los conglomerados del 1 por ciento y el uno por mil de las personas naturales más ricas, así como la elusión, la evasión y los beneficios fiscales de los que gozan los ingresos diferentes a los laborales que hacen que su tarifa efectiva de tributación a la renta sea unos 6 puntos porcentuales inferior a la de los asalariados (Garay y Espitia 2021b, capítulo 2).


Concentración del ingreso corriente monetario disponible personal


El ingreso corriente monetario disponible es el ingreso corriente monetario menos los descuentos y deducciones obligatorias, entre las cuales se encuentran: descuento por salud, impuesto de Industria, Comercio y Avisos –ICA–, impuesto al Valor Agregado –IVA–, retención en la fuente; Fondo de Solidaridad Pensional, pago a fondos de pensiones. El cuadro de salida que reporta el DANE se encuentra por perceptores de ingreso.




Los índices de participación muestran cómo el ingreso de los perceptores en el decil más rico es 52 veces superior al de los perceptores del decil 1 y el índice de concentración promedio nacional es relativamente superior al de las cabeceras y al de los centros poblados y rural disperso: 0.6315 vs 0.6113 y 0.6155, respectivamente (Cuadro 3), y claramente mayor que el del ingreso corriente monetario.


Dados los cambios en términos de índice Gini que existen entre las diferentes variables de ingreso que presenta la Encuesta ENPH, es posible observar, según lo han mostrado Garay y Espitia (2019, capítulo 3), cómo la variación del índice de Gini antes y después de impuestos resulta imperceptible (nulo a nivel de los dos primeros decimales): 0.5462 vs 0.5417, aparte de ratificarse la alta diferencia existente entre los ingresos según deciles, ya señalada arriba, en la medida en que la relación de ingresos entre el decil 10 y el decil 1 oscila entre 40 y 60 veces sin factor de expansión o entre 33 y 36 con factor de expansión (Cuadro 4).



Concentración del ingreso por conglomerados


El índice de concentración Gini para el conjunto de las cuatro clases (pobres, vulnerables, clase media y alta) o conglomerados según ingreso es de 0.408 en el caso de personas y de 0.447 en el de hogares.


Ahora bien, al dividir en sub-deciles la clase alta se encuentra que los sub-deciles 8 (11%), 9 (13%) y 10 (27%) de la clase alta concentran el 51%, mientras que el conjunto de los sub-deciles 1, 2 y 3 participan con tan sólo un 18%. El índice de concentración Gini del ingreso al interior de la clase alta es de 0.300 (Cuadro 5).



En el caso de la denominada clase media, el sub-decil 10 que tiene un ingreso promedio de 6 millones 300 mil pesos mensuales, concentra el 21% de los ingresos totales de esta clase. Los sub-deciles 1, 2, 3, 4 y 5 tienen un ingreso inferior a 2 millones y medio pesos mensuales y concentran en conjunto el 33% del ingreso total de la clase media. Cabe señalar que el ingreso promedio de la clase vulnerable es de un millón 300 mil pesos mensuales, por lo que una elevada proporción de los hogares de clase media colindan con la clase vulnerable, ante lo cual es de esperar alta probabilidad de que con un confinamiento como el ocurrido con la irrupción de la pandemia del covid-19 en 2020, un sector importante de la denominada clase media pudiera engrosar los hogares tanto vulnerables como de pobreza, como así ocurrió en la práctica real. De cualquier forma, el índice de Gini de la clase media era de apenas 0.264.




Ahora bien, dados los elevados niveles de dispersión del ingreso en el decil 10 de mayores ingresos, resulta necesario analizar su distribución y concentración de ingresos al interior de este. Para ello se divide el decil 10 en sub-deciles, encontrándose que el ingreso total de los hogares del decil 10 se distribuye de manera aún más desigual entre sub-deciles. Así, por ejemplo, el sub-decil 1 concentra el 5.1% del ingreso total del decil 10, mientras que los sub-deciles 9 y 10 participan con el 13.9% y el 28.7%, respectivamente. Destacándose que el 1% de los hogares más ricos en la ENPH llega a concentrar el 11.3% del ingreso total de los hogares colombianos (Cuadro 6) y su ingreso promedio por hogar es 96 veces más grande que el decil de hogares con menores ingresos. Además, el índice de concentración Gini para los hogares del decil 10 –desagregado por 10 sub-deciles– es de apenas 0.337.


Estos valores contrastan con los encontrados a partir de las declaraciones de renta y complementarios ante la DIAN en 2017, ya que el 1% de las personas naturales declarantes con mayores ingresos concentran el 25% del ingreso bruto total declarado en el año 2017 y el ingreso bruto promedio del 1% más rico fue 294 veces más grande que el declarado por el decil 1.


En el caso del 1 por mil de los hogares más ricos, se tiene que concentra el 3.3% del ingreso total de los hogares en el país, el 8.3% del ingreso de los hogares del decil 10 y el 28.7% del ingreso de los hogares del sub-decil 10. Su ingreso promedio por hogar es 205 veces más alto que el de hogares del decil 1. Además, al desagregarse el 1% de los hogares más ricos en (10) sub-deciles se registra un índice Gini de concentración de 0.281, claramente inferior al estimado con base en los ingresos brutos declarados por personas naturales ante la DIAN en 20177 , que alcanzaba hasta el 0.6159 (Cuadro 7).


Estos valores contrastan con los correspondientes a los de las declaraciones de renta de personas naturales ante la DIAN, dado que el ingreso bruto promedio del 1 por mil de las personas naturales más ricas –las súper superricas– es superior al de las personas del decil 1 en más de 1300 veces. De igual manera, el 1 por mil de las personas naturales más ricas concentra el 11% del total del ingreso bruto reportado por los más de 3 millones de declarantes en 2017.


En consecuencia, la participación del 1 por ciento y 1 por mil de los hogares más ricos del país en el ingreso total de los hogares del país según la ENPH 2016-2017 del DANE es ostensiblemente inferior a la equivalente para el caso de las personas naturales declarantes ante la DIAN en 2017. Ello plantea un interrogante serio sobre el grado de representación de este tipo de hogares en la muestra de la ENPH, aparte del nivel de confiabilidad en los datos recolectados en una encuesta como la ENPH sin contrastación con otras fuentes fidedignas, en marcado contraste con el caso de las declaraciones de renta ante la DIAN.


En este punto es de resaltar, como lo señalan Garay y Espitia (2019, capítulo 1), que el interés particular por la fiscalidad reside no solamente en la generación de ingresos tributarios y en su impacto en la redistribución, sino porque “constituye una fuente de información para obtener datos exactos sobre el alcance y la naturaleza del capital […] pero no la única […]” (Goldhammer, 2018, p. 75), aunque sí la más comprensiva y detallada en términos de fuentes de ingresos y rentas. De cualquier forma, como afirma Krugman (2018), “(l)as cifras que recaba Hacienda nos dicen mucho sobre las élites económicas” (p. 97).


Por lo anterior, es clara la conveniencia de utilizar los datos tributarios de la DIAN para complementar la información suministrada en la ENPH del DANE, y realizar estimativos alternativos sobre la concentración de ingresos de los hogares.


Antes de proceder con el análisis de concentración con base en la información fiscal de la DIAN, vale la pena destacar la existencia de una brecha estructural de ingresos laborales según género.


Desigualdad de ingresos laborales según género


Colombia se distingue por una elevado nivel de concentración de los ingresos laborales si se tienen en cuenta los elevados nivel de desempleo abierto y de inactividad laboral, en la medida en que, con base en los microdatos de la GEIH a noviembre de 2021, alcanza un índice Gini de 0.4959 para solamente el conglomerado de ocupados en el país (Gráfico 1).


De acuerdo con los microdatos de dicha Gran Encuesta Integrada de Hogares, se tiene que 10 por ciento de las personas de mayores ingresos laborales concentran el 42 por ciento del ingreso laboral y el 1 por ciento más rico el 14 por ciento. Entre tanto el 50% de menores ingresos concentra apenas el 16% del ingreso laboral total.



El 40% de la fuerza laboral ocupada en Colombia son mujeres. La participación de las mujeres en el ingreso laboral era del 34% en 2010 y del 36% en 2021. El valor de 2021 es superior al de México (33%), e inferior al de países como Chile (38%), Brasil (38%) y Argentina (37%). La GEIH muestra que la participación de la mano de obra femenina en el ingreso laboral en Colombia ha venido aumentando aunque lentamente (+2 puntos porcentuales) desde 2010.


Esta participación laboral femenina en los ingresos laborales del 36%, sitúa a Colombia ligeramente por encima del promedio latinoamericano (35%). Sin embargo, dicha participación es inferior que la de Europa Occidental (38%) y la de Europa del Este (41%), aunque más alta que la de Asia (21% sin incluir China) o África subsahariana (28%), situándose cerca al promedio mundial. En efecto, de acuerdo con el Informe sobre la desigualdad mundial 2022 del Laboratorio mundial de desigualdad, coordinado por Lucas Chancel, Thomas Piketty, Emmanuel Saez, Gabriel Zucman, (https://wir2022.wid.world/), “la participación de las mujeres en los ingresos laborales se acercó al 30% en 1990 y se sitúa en menos del 35% en la actualidad”.


Ahora bien, es de reconocer que se observa una paulatina reducción de la brecha del ingreso promedio entre mujeres y hombres, en la medida en que el ingreso promedio de las mujeres ocupadas era el 78% del de los hombres en 2010 y de un 85% en 2021.


Concentración de ingresos declarados por personas naturales ante la DIAN


En el caso de las declaraciones de renta y complementarios se observa que el ingreso bruto promedio al mes declarado por el decil 1 es de 861 mil pesos, mientras que el del decil 10 llega a 52 millones 191 mil pesos. La relación de ingresos entre el decil 10 y el decil 1 es de 61 veces, lo que equivale a decir que el ingreso declarado de las personas naturales más ricas del país es 61 veces superior al del decil 1 (Cuadro 8).


En concordancia, el decil 10 declara el 51% del ingreso bruto total declarado por personas naturales en el país, mientras que el decil 1 tan sólo declara el 0.8%. El índice Gini de concentración de ingreso alcanza el 0.6159 en 2017. Este índice promedio según ingresos declarados ante la DIAN es sustancialmente mayor que el respectivo de ingresos totales acorde con la ENPH: 0.6159 vs. 0.5437, pero similar al de ingresos corrientes disponibles según la ENPH: 0.6159 vs. 0.6315.



Ahora bien, ante la elevada participación en el ingreso declarado total y dada la alta dispersión en los ingresos de las personas naturales más ricas, pertenecientes al decil 10, el cual es 748 veces el correspondiente al decil 1, resulta indispensable estudiar su distribución interna, es decir a nivel de sub-deciles del decil 10.


A nivel de sub-deciles del decil 10 se observa que el ingreso promedio del sub-decil 10, es decir, del 1 por ciento más rico, es del orden de los 253 millones de pesos mensuales, es decir, 294 veces superior al ingreso declarado por el decil 1. Este 1 por ciento más rico concentra el 24.8% del ingreso total declarado, así como el 48.5% del ingreso del decil 10. El índice de concentración Gini entre los sub-deciles del decil 10 es de 0.5515 para 2017, significativamente superior al correspondiente según la ENPH –0.5515 vs 0.337– y algo inferior al índice promedio nacional entre los 10 deciles de ingreso.


Respecto al 1 por mil más rico, perteneciente al sub-decil 10 del sub-decil 10 del decil 10, el ingreso promedio es del orden de los 1300 veces superior al ingreso declarado por el decil 1. Además, el 1 por mil más rico concentra el 11.0% del ingreso total declarado por las personas naturales en el país, así como el 44.3% del ingreso del sub-decil 10, lo cual se refleja en un índice Gini de concentración de ingresos declarados ante la DIAN de 0.5183 para ese grupo superrico de personas naturales. Este índice es inferior al índice Gini promedio nacional de ingresos totales según la ENPH para 2017.


Estimativos adicionales de concentración de ingresos en 2017 con base en la integración de informaciones de la ENPH y de ingresos declarados ante la DIAN


Es claro, entonces, la divergencia de resultados de concentración de ingresos a partir de la Encuesta Nacional de Presupuesto de los Hogares publicada por el DANE y según las declaraciones de renta de personas naturales ante la DIAN. Para brindar mayor claridad, a continuación se presentan dos estimativos adicionales sobre la concentración de ingresos. El primero de ellos se calcula al introducir en la base de la DIAN todos aquellos ingresos registrados por la ENPH que sean inferiores al ingreso base de liquidación del impuesto sobre la renta de personas naturales. De acuerdo con la tabla del impuesto sobre la renta de las personas naturales residentes en el país, se debía declarar a partir de los 1090 UVT, es decir, de los 3 millones 112 mil 828 pesos por mes para 2017.


El segundo estimativo se calcula al introducir toda la información de ingresos suministrada por la ENPH con la base de ingresos declarados por personas naturales ante la DIAN. En este caso se supone que cada información de los encuestados correspondería a una persona natural, ya que la base de la DIAN se levanta a nivel de cada una de las personas naturales declarantes. No sobra señalar que en este caso existe una alta probabilidad que algunos encuestados puedan encontrarse incluidos en la base de la DIAN, es decir que ya estuvieran declarando el impuesto sobre la renta y complementarios.


Si bien la ENPH considera diferentes conceptos de ingreso, el que se aplicó a las declaraciones de renta y complementarios de la DIAN fue el total de ingresos monetarios y no monetarios, ya que se trata del mismo que utiliza el DANE para el cálculo del coeficiente de Gini a nivel nacional.


El primer estimativo brinda un índice de Gini de 0.6259 para las personas naturales del país en 2017, consecuente con una participación del decil 10 en el ingreso total de 51.3% y una relación de ingresos entre el decil 10 y el decil 1 de 96 veces. De igual manera, se observa que el ingreso promedio del decil 1 es de 535 mil 416 pesos, mientras que el del decil 10 es de 51 millones 561 mil 203 pesos (Cuadro 9).


Este índice promedio Gini es ligeramente superior al respectivo según declaraciones de renta de personas naturales ante la DIAN en 2017: 0.6259 vs. 0.6159.



El segundo estimativo se refleja en un índice de Gini de 0.6202, con una participación del decil 10 en el ingreso total del 51.0% y una relación entre ingresos del decil 10 y del decil 1 de 66 veces. Así mismo, se observa que el ingreso promedio del decil 1 es de 772 mil 266 pesos, mientras que el del decil 10 es 51 millones 384 mil 962 pesos (Cuadro 10).



El índice promedio Gini de concentración para 2017 según los dos estimativos resulta muy similar: 0.6259 vs. 0.6202, ostensiblemente mayores al correspondiente para el ingreso total según ENPH: 0.5437, y relativamente cercanos al respectivo de acuerdo con los ingresos brutos declarados por personas naturales ante la DIAN: 0.6159.


Apropósito del reciente artículo de la revista Forbes: una contraevidencia sin debido sustento


La afirmación del articulista de Forbes, “las razones detrás de la masiva aceptación de la idea de que Colombia es extraordinariamente desigual son algo oscuras para mí”, se podría explicar porque una rigurosa disección de los niveles de desigualdad en un país como Colombia requiere de un estudio juicioso de los microdatos de la ENPH, de la GEIH, de la encuesta nacional agropecuaria, así como de los registros administrativos fiscales de la DIAN, como condición para dilucidar los “verdaderos” niveles de concentración tanto del ingreso como del patrimonio o riqueza de las personas naturales como jurídicas a nivel nacional y regional.


Si este ejercicio se realiza de manera objetiva, “con independencia de la conciencia humana y de las creencias” de unos cuantos humanos, es posible comprender el por qué Colombia es una sociedad cuya esencia está atravesada por su alta desigualdad y exclusión social, al punto de que no sólo con el derrame del crecimiento económico es posible su transformación estructural.


Es claro que inevitablemente se requieren además cambios esenciales en valores, comportamientos y propósitos societales sobre la equidad, la inclusión y cohesión sociales, la justicia social y la democracia sustantiva, así como la implantación en concordancia de un sistema integral de políticas públicas sociales y económicas incluyentes y solidarias intra- e inter-generacionales.


Así pues, el análisis detallado y riguroso de las diferentes fuentes de información y de los estimativos de concentración o desigualdad como, por ejemplo, los realizados por Garay y Espitia, lleva a sostener que los elevados niveles de inequidad en Colombia no es algo que exista en función de la conciencia y creencia de unos cuantos individuos y que podrá desaparecer si estos cambiaran de creencia, ni tampoco que sea algo intersubjetivo que existe en el “seno de la red de comunicación que conecta la conciencia subjetiva de muchos individuos” y que sólo el fenómeno mutará o desaparecerá si la mayoría de la red muere o cambia de creencias (Harari, 2014).


En este orden de ideas, resulta necesario profundizar en el análisis de los datos disponibles y de indicadores de desigualdad a nivel de diferentes variables socioeconómicas, al estilo del análisis aquí desarrollado, para la comprensión de la dinámica de la desigualdad en un país como Colombia y no quedarse sólo, como lo hace el articulista en cuestión, en la somera referencia genérica a una fuente secundaria como la georreferenciación incluida en el Informe sobre la desigualdad mundial 2022 del Laboratorio mundial de desigualdad.


Además, no se debe olvidar que Colombia es un país heterogéneo. Los niveles de desigualdad de ingreso en buen número de regiones son muy profundos, como lo han demostrado Garay y Espitia (2021).


Por supuesto, existen otras dimensiones de la desigualdad en Colombia a las aquí reseñadas que evidencian la gravedad de la problemática como es el caso de la riqueza en la medida en que el índice Gini de concentración del patrimonio bruto de las personas naturales en 2017 era de 0.6429, “debido a la alta concentración en el decil 10 de las personas naturales ricas – con un índice Gini del 0.4971 y con una participación predominante de hasta el 53.39% del patrimonio bruto total de las PN–, y a los muy bajos índices de concentración y participación de los demás deciles –con índices menores del 0.118 y participaciones inferiores al 9.27%, a excepción del decil 9 con una del 13.95%–” (Garay y Espitia, 2020, capítulo 2). En índice Gini promedio en el caso del patrimonio líquido era igualmente muy elevado, de 0.6657.


Otra dimensión de la muy elevada desigualdad es la distribución de la tenencia de tierra para la que el índice Gini a nivel nacional es superior al orden de 0.829, erigiéndose como un país con uno de los tres a cinco mayores índices de concentración promedio y con una muy baja dispersión inter-territorial en la posesión de tierra en el mundo.


A manera de conclusión reflexiva


Entre los hallazgos más significativos son de destacar los siguientes:


1. Con base en la ENPH 2016-2017, se destacan unos elevados índices Gini de concentración de ingresos totales de hogares que oscilan entre uno de 0.5437 para el promedio nacional en comparación con unos de 0.5303 para cabeceras municipales y hasta uno de 0.4732 para centros poblados y rural disperso.


A su vez, el índice Gini de concentración de ingresos corrientes monetarios de hogares es claramente mayor que el de ingresos totales de hogares, al ser de 0.5789 para el promedio nacional, 0.5520 para cabeceras municipales y 0.5064 para centros poblados y rurales aislados (Cuadro 2), reiterándose el patrón diferencial a nivel territorial.


Con la característica adicional de que en el caso de los ingresos monetarios corrientes por trabajo de asalariados, como el principal componente de los ingresos monetarios corrientes (un 48.0%, en promedio), el índice Gini es significativamente mayor hasta niveles de 0.6240, 0,5732 y 0.6181, respectivamente, consecuente con un agravamiento de la inequidad relativa en términos de los ingresos salariales de hogares.


Además, el índice de concentración del ingreso monetario corriente disponible a nivel nacional es relativamente superior al de las cabeceras y al de los centros poblados y rural disperso: 0.6315 vs 0.6113 y 0.6155.


2. Al clasificar los hogares en cinco clases o conglomerados –Alta, Media, Vulnerable, Pobre y Pobre Extrema– el índice promedio de concentración Gini en 2017 es de 0.408 en el caso de personas y de 0.447 en el de hogares. Este menor nivel es explicado fundamentalmente por el menor grado de desagregación de la población respecto al de una desagregación por deciles –es decir, 5 en lugar de 10 agrupaciones–. He ahí la importancia del nivel de desagregación para la robustez del estimativo del índice de concentración.


Así mismo, al dividir en sub-deciles la clase alta se encuentra que el índice de concentración Gini del ingreso es de 0.300, en tanto que el respectivo para la denominada clase media uno de 0.264.


De otra parte, el índice de Gini de los ingresos totales para el decil 10 de hogares más ricos –desagregándolo en 10 sub-deciles– y para el 1% de los hogares más ricos –sub-decil 10 del decil 10 desagregado a su vez en 10 sub-deciles– es de 0.337 y 0.281, respectivamente, claramente inferiores a los estimados de acuerdo con los ingresos declarados por personas naturales ente la DIAN en 2017.


Lo anterior, agravado por el hecho de que la participación del 1 por ciento y 1 por mil de los hogares más ricos del país en el ingreso total de los hogares del país según la ENPH 2016- 2017 del DANE es ostensiblemente inferior a la equivalente para el caso de las personas naturales declarantes ante la DIAN en 2017, lo que lleva a plantear un interrogante serio sobre el grado de representación de este tipo de hogares en la muestra de la ENPH, aparte del nivel de confiabilidad en los datos recolectados en una encuesta como la ENPH sin contrastación con otras fuentes fidedignas, en marcado contraste con el caso de las declaraciones de renta ante la DIAN. Es así como, por ejemplo, el número de hogares encuestados para la ENPH pertenecientes al 1% más rico fue de 655, en comparación con 963 y 957 para hogares de los sub-deciles 1 y 2 del decil 10.


De ahí la importancia de contrastar y/o complementar fuentes de información confiables para asegurar estimativos robustos sobre la concentración de ingresos. Innegablemente, la fuente más fidedigna para el conjunto de personas declarantes es la declarada ante la DIAN.


3. Al procederse a estimar los índices Gini de concentración con base exclusivamente de las declaraciones de renta de personas naturales ante la DIAN, se observa que el índice Gini de ingresos brutos alcanza al 0.6159 en 2017, resultando sustancialmente mayor que el respectivo de ingresos totales acorde con la ENPH: 0.6159 vs. 0.5437, pero similar al de ingresos corrientes disponibles según la ENPH: 0.6159 vs. 0.6315.


Aún más, el índice de concentración Gini de ingresos brutos de personas naturales entre los sub-deciles del decil 10, con base la base de información de la DIAN, es de 0.5515 para 2017, significativamente superior al correspondiente según la ENPH –0.5515 vs 0.337– y algo inferior al índice promedio nacional entre los 10 deciles de ingreso.


Con la característica adicional de que el índice Gini de concentración de ingresos brutos declarados ante la DIAN es de 0.5183 para el 1% de las personas naturales más ricas del país, el cual es inferior al índice Gini promedio nacional de ingresos totales según la ENPH para 2017.


Ante estas circunstancias, resulta evidente que el estimativo de la concentración de ingresos resulta evidentemente más elevado con base en la información tributaria con sustento contrastable que de acuerdo con la de la encuesta de hogares sin debida contrastación de la veracidad de la información suministrada voluntariamente. Ello, aparte de problemas de representación de número de hogares encuestado a nivel de los hogares más ricos del país – el 1% y 1 por mil, por ejemplo–.


4. Como complemento, al incorporar los hogares de la ENPH que no están obligados a declarar renta ante la DIAN por tener unos ingresos brutos inferiores a 1090 UVT, a la base de la DIAN, se estima un índice de Gini de 0.6259 para las personas naturales del país en 2017, sustancialmente superior al correspondiente para los ingresos totales de hogares según la ENPH: 0.6259 vs. 0.5437, pero ligeramente superior al respectivo según declaraciones de renta de personas naturales ante la DIAN en 2017: 0.6259 vs. 0.6159.


A su turno, al integrarse ambas bases de datos de la ENPH y la DIAN se encuentra que el índice de Gini de ingresos totales es de 0.6202, muy similar al anterior: 0.6259 vs. 0.6202, pero ostensiblemente mayores al correspondiente para el ingreso total según ENPH: 0.5437, y relativamente cercano al respectivo de acuerdo con los ingresos brutos declarados por personas naturales ante la DIAN: 0.6159.


Como consecuencia de todo lo anterior, sería de argumentar con suficientes elementos de juicio que el índice Gini de concentración de ingresos de personas naturales en Colombia en 2017 se habría ubicado en un rango entre 0.5437 y 0.6259, con una elevada probabilidad de que se hubiera ubicado seguramente en los umbrales cercanos a 0.59-0.62!


Ahora bien, el “verdadero” nivel podría ser incluso más elevado si se toman en debida consideración los altos niveles de evasión y elusión tributarias con importancia especial en el caso de las personas más ricas del país.


Así, entonces, se corroboraría por qué Colombia es quizás el segundo en América Latina y el Caribe con mayor nivel de desigualdad de ingresos –a su vez la región más inequitativa en el mundo–, además de constatarse que la desigualdad en cabeceras municipales es ostensiblemente mayor que en los centros rurales, en los que también subsisten mayores niveles de pobreza multidimensional, de informalidad y de precariedad institucional.


5. La importancia de alcanzar un estimativo estadísticamente robusto sobre indicadores de concentración por tipos de ingreso y de contar con una base de información confiable y contrastable resulta crucial a la hora de servir como fuente de referencia básica para el diseño de políticas públicas de índole social y económica.


En este sentido no sería aconsejable proceder con ese propósito con base exclusivamente de la ENPH sin una debida adecuación, complementación y contrastación con otras fuentes confiables y representativas como la de declaraciones de renta ante la DIAN.


ale la pena recabar en que la información fiscal es una “herramienta muy poderosa”, no sólo como fuente de información sobre la tributación sino por la información adicional que brinda respecto a las fuentes de ingreso de las personas naturales como de la composición de su patrimonio, de tal forma que permite tomar “decisiones políticas y económicas” sobre una base más sólida. En este sentido puede que esté pecando de “una fé excesiva en el poder de la información [fiscal] para generar grandes cambios transformadores en el terreno político” (Goldhammer, 2018, págs. 74-75), pero ello no niega que se trata de una herramienta indiscutiblemente útil para la toma de decisiones de política pública.


El análisis aquí desarrollado constituye una ilustración de la problemática en cuestión, que podría servir para un debate necesario sobre mediciones de distribución/concentración de ingresos en el país.


Bibliografía


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DANE (2020). Metodología General Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares – ENPH. Código: Dso-Enph-Met-001 Versión: 2 Fecha: 24/Feb/2020 Proceso: Procesos Misionales Operación o Investigación Estadística: ENPH - Encuesta Nacional.


Garay, L. J. y Espitia, J. E. (2019). Dinámicas de la Desigualdad en Colombia. En torno a la economía política en los ámbitos socio-económica, tributario y territorial. Ediciones Desde Abajo, Bogotá. Octubre.


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Garay, L. J. y Espitia, J. E. (2021). Concentración de ingresos y gastos de los hogares y Reforma de la Tributación en Colombia. Ediciones Desde Abajo. Bogotá. Febrero.


Garay, L. J. y Espitia, J. E. (2021a). Una contribución empírica para el estudio de la pobreza y la concentración de ingresos de los hogares a nivel territorial en Colombia. Planeta Paz. Ediciones Desde Abajo. Bogotá. En https://bibliotecaplanetapaz.org/handle/bpp/89.


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Goldhammer, A. (2018). “El fenómeno Piketty”. En: Delong, J. B.,Boushey, H. y Steinbaum, M. (eds.) (2018). Debatiendo con Piketty. La agenda para la economía y la desigualdad. Ediciones Deusto. Barcelona.


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